Barcelona es una gimcana llena de pistas, un juego en el que ninguno de los que vivimos en esta ciudad nos hemos inscrito y del que dudo recibamos un premio si logramos ganarla.
No solo los hospitales son un laberinto de lineas de colores que seguir dependiendo del área a la que te dirijas, las obras del metro que se llevan a cabo en varias estaciones nos llevan a seguir cartelitos que nos dirijan a un autobús especial o bien a dar un paseo para enlazar una linea con otra.
Me sorprende mucho el rodeo que hay que dar en la parada de Diagonal:
Así que tienes que salir a la calle e ir siguiendo las lineas amarillas pintadas en el sulo y leer las indicaciones, pues para L5 no son las mismas que para L3…